He pretendido en esta serie de artículos recordar a los totaneros muchas de las cosas, lugares y personajes que, tal vez por verlos de forma cotidiana no le prestan la atención que merecen. Es común al género humano habituarse a la contemplación de cosas bellas, personas interesantes o paisajes importantes, razón por la cual por lo general no se les concede la importancia debida.
Por esa razón he considerado importante dar la relevancia que merece a una especial persona, un estudioso de Totana, un entregado a su labor como Cronista Oficial a la par que a la docencia, vocaciones que comparte y a las que se entrega con verdadera pasión y al que todos conocemos: Juan Cánovas Mulero.
Cursó las primeras letras y el Bachillerato en Totana licenciándose en la Universidad de Murcia en Filosofía y Letras, rama de Historia, que posteriormente se convertiría en Historia del Arte. Inició su trabajo docente en Las Cuevas de Reyllo, donde tanto los alumnos que tuvo como sus padres guardan un excelente recuerdo de él.
Además de sus labores docentes, preparar e impartir las clases, realizar exámenes y corregirlos así como la atención a sus alumnos y su pupilaje dedicó el escaso tiempo sobrante a la investigación de la historia de Totana. Son muchos los libros y opúsculos que ha editado, todos ellos con una exquisita sintaxis y muchas horas de estudio tanto en los archivos locales como en los regionales.
Desde los hechos importantes históricamente hablando hasta los puramente cotidianos han sido sus contenidos, la iglesia de Santiago, La Santa, el Cementerio, la Cárcel, las Hermandades de Semana Santa, la vida totanera en los siglos pasados así como la historia de grandes personajes que nacieron o vivieron aquí han merecido su atención y exquisito y riguroso trato, dando como consecuencia trabajos de verdadera altura que nos han enseñado a todos nuestra historia y los condicionantes sociales y políticos que definieron el carácter y la forma de ser totanera.
Desde que lo conocí ha sido para mí fuente de información, con esa generosidad que lo caracteriza y sin importarle el tiempo que hubiera de dedicar a mis peticiones. Siempre ha tenido la respuesta acertada, la información pedida sin la menor duda, procurando yo a mi vez ser merecedor de esa amistad y entrega generosa respondiendo siempre lo mejor que he sabido a sus demandas, es decir, he intentado corresponder en la medida de mis cortos conocimientos a la ausencia de egoísmo que es habitual en él. La grandeza de Cánovas Mulero es precisamente su humildad y generosidad.
Cánovas Mulero ha estado siempre dispuesto a las peticiones de los diferentes concejales de Cultura para colaborar en cualquier tipo de acto, así como lo hizo siempre con las asociaciones culturales que se lo demandaron, de lo que tengo conocimiento por no estar yo muy lejos de ello.
Ha sido sin duda el mejor Cronista que puede tener Totana, pues difícilmente se podría encontrar otro con mayores conocimientos, entrega a la labor y amor a su tierra. Fruto de ello son sus aportaciones a las reuniones de cronistas o sus libros, dando siempre la más acertada crónica, el más exquisito tratamiento y la muestra de amor a Totana.
Generalmente las ciudades y pueblos suelen reconocer tarde, es decir tras su muerte, los valores de determinadas personas nominando una calle, parque o lugar cultural en su honor, pero creo modestamente que Juan Cánovas Mulero merece desde este mismo momento que Totana le rinda el mejor de los homenajes, en la seguridad de que la inmensa mayoría cuando no todos los totaneros estaremos de acuerdo, pues concita sobre sí el respeto y la admiración de todos por su incansable labor que espero y deseo siga siendo fructífera durante muchos años.
Juan Ruiz García