Pedro Marín Ayala

Cuando vine a vivir a Totana tenía que visitar a una persona que había conocido en Murcia por indicación de un amigo y compañero de él del que sin embargo había olvidado el nombre aunque no el puesto que ocupaba, por lo que fui a visitar al director de la delegación de la Seguridad Social, me entraron a su despacho y cuando lo vi me di cuenta de que no era aquel a quien había conocido unos años antes, por lo que pedí disculpas aunque dijo conocer a mi amigo por su condición de funcionarios del Estado.

Nos pusimos el uno a disposición del otro y con frecuencia coincidíamos tomando café y fue naciendo una cierta amistad, contándonos en esos cafés aspectos que podían ser de interés mutuo. Cierto día me llamó en la calle para hacerme una pregunta sobre un tema del que él sabía poco y yo algo, se habían comprometido con una empresa a celebrar unos espectáculos taurinos a beneficio de su Hermandad. No quedó muy contento con mis respuestas pero el tiempo me dio la razón ya que el resultado no fue el esperado y cuando lo recordábamos me decía: "Tenías razón cuando me dijiste que en el mundo taurino el único honrado era el toro".

Mi integración en Totana fue a mayores y conocí a través de terceras personas su ejecutoria personal dentro del trabajo funcionarial que tenía, constatando el aprecio popular dado que siempre encontraban en él respuestas, soluciones y ayuda en cualquiera de los campos que tocaba.

Nuestra amistad creció y recuerdo una bonita anécdota de Pedro Marín. En la lamentablemente extinta asociación El Cañico realizamos visitas a las Hermandades de Semana Santa y la primera de ellas fue la de Nuestro Padre Jesús. Cuando llegué al local nos recibió Pedro que ya no era presidente aunque sí el encargado de darnos las correspondientes explicaciones históricas. Me dijo que se alegraba de aquella iniciativa y le hacía gracia que fuera un murciano quien enseñara a los totaneros su Semana Santa. Pedí disculpas y me dijo que le agradaba mucho que fuera yo, pero que le dolía que los naturales de Totana no mostraran ese interés por sus cosas.

Pedro Marín Ayala nació en esta hermosa ciudad el 26 de junio de 1951, estudió su Bachillerato en este Instituto y ganó su oposición a funcionario trabajando hasta llegar a ser director sobre el año 1988, puesto en el que permaneció hasta su jubilación.

Sin el menor género de dudas, Pedro Marín era un enamorado de Totana y hacía todo cuanto estaba en su mano para su mejoramiento, hasta el hecho de entrar en política como concejal sin percibir emolumento alguno, realizando en aquel periodo muchas actuaciones que redundaron en beneficio de la cultura y el deporte entre otras muchas cosas. Cuando vio que el campo de juego político estaba embarrado y en él solamente permanecen los que se manejan en terrenos difíciles, razón por la cual abandonó el tema.

Mención importante fue el amor a la Semana Santa y muy especialmente a la Cofradía de Nuestro Padre Jesús y Santo Entierro, a la que se entregó en cuerpo y alma en todos los puestos que ocupó: Vocal en la Junta Directiva en 1988, siendo elevado a presidente en 1995, permaneciendo en el cargo hasta el año 2005.

Una terrible enfermedad lo apartó de todo, sin que por ello perdiera su buen carácter, agradable aunque firme, y lo recuerdo en silla de ruedas viendo la procesión de su Hermandad y así se mantuvo hasta que Nuestro Padre Jesús lo quiso consigo el 29 de julio de 2017 cuando contaba 66 años.

Esta es la semblanza biográfica de un gran totanero, de esas personas que hacen grandes las pequeñas historias, que han sido siempre el sostén de todos cuantos lo han necesitado, que ha luchado desde su puesto de trabajo para beneficiar a todos y también en el resto de los campos de la vida.

Juan Ruiz García 

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