El nueve de febrero de 1961 el periódico murciano Línea daba la noticia de la toma de posesión de José Sánchez Clemente como alcalde de Totana. La designación, escribía un anónimo corresponsal, había «sido acogida con general satisfacción por el vecindario», una afirmación avalada por ser «el señor Sánchez Clemente persona de gran prestigio y popularidad», contando con «unánimes simpatías en todos los sectores locales». Ciertamente, la calidad humana, el nivel cultural, la agilidad de sus reflexiones, el gracejo de su persona… lo hacían merecedor de tan precisas consideraciones.
Ahora, al cumplirse sesenta y un años de aquel acontecimiento, conviene recordar el testimonio de un alcalde que en la etapa final del franquismo ejerció su labor apostando por favorecer la asistencia de los niños a los centros escolares, a los que dotó de agua corriente, formalizando la construcción de tres escuelas con viviendas para maestro en las diputaciones de La Ñorica, Lébor y Raiguero. Asimismo, centró su atención en la apertura del pozo del Estrecho de La Santa, conocido por el de «Las Paleticas», alentó los regadíos en la zona, también la adquisición de terrenos de cara a la construcción de un campo de fútbol, iniciativa que se materializó en el estadio Juan Cayuela. En similar línea se centraron sus gestiones de cara a la adquisición de terrenos para Parque Municipal y la ampliación de zonas de iluminación y alcantarillado en los diferentes barrios de la población. Una obra de especial importancia tomaba forma en la restauración de la antigua Cárcel del Partido Judicial y su entorno, principales referentes culturales de la localidad, a la vez que hacía posible la apertura de la Biblioteca Municipal, situada entonces en la planta baja del edificio del Ayuntamiento. Reformas en la Plaza de Abastos y en el Matadero Municipal permitieron ofrecer un mejor servicio a los usuarios.
En el Santuario de La Santa planteó las oportunas diligencias de cara a la construcción de chalets. Hubo de afrontar la reparación de los daños producidos por la riada de junio de 1964, consumando la ejecución del proyecto de canalización de la rambla de La Santa, idea que tiempo atrás ya venía barajando, junto a la planificación y urbanización del centro histórico. Un quehacer en el que Sánchez Clemente se mantuvo hasta febrero de 1971. En 1961 fue elegido diputado regional, en 1966 recibía la «insignia de la Orden de Cisneros al Mérito Político», en 1974 se le concedía «la Cruz Oficial de la Orden del Mérito Civil» y en 1977 la medalla del «Mérito Sindical».
Para completar esta fecunda trayectoria contamos con la valiosa aportación que publicaba un medio de comunicación local, El Periódico, en formato de entrevista realizada por Ana Pilar Sánchez, el 9 de septiembre de 1998. Este semanario había iniciado su trayectoria el 11 de octubre de 1997 y estaba dirigido por Baldomero Cánovas Tudela. Durante los 106 números que se editaron, pues desapareció el 3 de marzo de 2000, se cubrió una parcela importante del vibrar de Totana, dejando constancia de la impronta y el compromiso de numerosos totaneros y totaneras, expresiones de tesón, fidelidad, amor y constancia a esta tierra. Agradecemos al señor Cánovas Tudela el que nos haya facilitado esta consulta, al igual que la valía de ese legado.
José Sánchez Clemente nació en Totana en 1927. Estudió la carrera de Derecho en Murcia. Durante el servicio militar obtuvo un importante premio de natación en Valencia, lo que le permitió alcanzar un mayor reconocimiento como soldado en el Regimiento de Lorca. En ese compromiso alcanzó el grado de alférez. Fallecía en su ciudad natal en 2001, en estado de soltería. Solía bromear con su estado civil señalando que tuvo «tanta vocación de soltero que no me presentaba a la asignatura de Derecho Canónico», posponiendo su aprobación hasta el último año de carrera.
Su sentido del humor, su afabilidad, su alta consideración de la amistad y cercanía, le permitieron gozar de una gran estima y respeto. Un hombre de concordia, de sabiduría y responsabilidad para un tiempo en el que, a pesar de que las expectativas parecían navegar en las aguas de un cierto hastío, se apreciaba un horizonte de esperanza. Esencias que Totana ha sabido aprovechar, construyendo una sociedad que ama y venera sus raíces, esforzándose por seguir edificando futuro.