El Olímpico de Totana

Totana siempre tuvo una interesante afición futbolística que parece que ahora ha decaído algo, por lo menos a tenor de la asistencia de público a su estadio. Fruto de ese amor al deporte rey tras la guerra civil se crearon diferentes equipos que congregaron a los que mejor practicaban este deporte. Pero no sería hasta hace sesenta años en que un grupo de aficionados se puso de acuerdo, aunaron esfuerzos y vio la luz el Club Olímpico de Totana, de brillante historia y del que han salido excelentes jugadores de la máxima relevancia incluso internacional.

Naturalmente para conocer la historia de este club he acudido a la mejor de las fuentes, los escritos de Mateo García, río inagotable de información sobre Totana. En su libro Historia del Futbol en Totana nos cuenta los primeros pasos que dieron los aficionados encabezados por Bernardo Cánovas y arropado por el farmacéutico José Serrano, Juan Cayuela y el médico Cayuela Meca después de la guerra civil. Sin duda ellos fueron los grandes impulsores de la creación de un club que pudiera llenar el ansia futbolística de Totana.

Bernardo Cánovas es el hombre que impulsa decididamente la práctica de este deporte en Totana, pues había sido jugador profesional y conocía perfectamente la técnica y, muy especialmente, el modo de entrenar a unos muchachos sin mucha idea pero con gran ilusión. De él partirán todas las iniciativas futbolísticas de esta ciudad y será el verdadero impulsor del Olímpico de Totana.

En el deporte ya había ejercitantes que destacaban, algunos jugadores como Tony, Peque, Cucarella, Lebecho, Mojeas, Lorca, Sigfrido y algunos más, que con su juego entusiasmaron a los espectadores y fueron creando una magnífica afición a este deporte. Esto dio lugar a que naciera la necesidad de que Totana tuviera un equipo que jugara con el resto de los de la región y participara en torneos con posibilidades de éxito.

En el mencionado libro me he llevado la gran sorpresa de que entre los fundadores había un amigo nacido en Murcia y ya fallecido sin que encontrara razón alguna que lo vinculara a Totana, pero pensé que era probable que hubiera trabajado aquí en esa época y he acudido a sus antiguos compañeros del Banco Español de Crédito que me han dicho que estuvo en esta sucursal por los años sesenta. Es fácil creerlo a los que lo conocimos porque Fito Melendreras era un gran aficionado al fútbol, a lo que había que sumarle su empatía con todos y su enorme encanto personal.

Los jóvenes se reunían en grandes eras o explanadas que pintaban con las medidas de un campo de fútbol y jugaban bajo la atenta mirada de Bernardo y pronto se acostumbraron a seguir sus órdenes que redundaron en una mayor cohesión de las excelentes individualidades que existían. Pronto hizo falta un campo en condiciones y nació el que llamaron de La Costera, que ya tuvo hasta portería con redes.

Como decíamos, Bernardo Cánovas fue infatigable entrenando a todos los muchachos que tenían afición hasta configurar un equipo que salió airoso de sus primeros encuentros, que participó en diferentes torneos demostrando que venían al fútbol en serio. Con ellos detrás, un equipo, la ilusión de aquel primer técnico y el apoyo económico de los mencionados aficionados nació la necesidad de crear el club que representara a Totana en la región y si fuera posible a nivel nacional.

La ilusión de Bernardo con el apoyo de los jóvenes futbolistas hace que se ponga en contacto con don Juan Cayuela Cuenca a quien convence enseguida y buscó rápidamente apoyos de tal modo que pronto constituyeron el club al que pusieron Olímpico de Totana en memoria del club en el que jugó Bernardo en su etapa profesional.

La primera directiva estuvo compuesta de la siguiente forma: Presidente: Juan Cayuela Cuenca, vicepresidente: Adolfo Melendreras Montesinos, Secretario Celestino Cánovas López, contador: Marcos Gómez Cabrera, Tesorero: Juan José Martínez Molino y como vocales los señores Rosa Núñez, Romero Núñez, Martínez Martínez, Cánovas Fernández, Martínez Fernández, Rodríguez Tudela, Martínez Rosa, González Martínez y Martínez Cánovas.

No había un campo específico en el que practicar el deporte rey, razón por la que se hacía en explanadas de tierra en las que se dibujaban las dimensiones, hasta que Juan Cayuela buscó y encontró un terreno a un razonable precio aunque eran diferentes parcelas y costó poner de acuerdo a todos los vendedores, pero la inteligencia y constancia de Juan Cayuela logró aunar voluntades, pagaron entre todos el solar, lo explanaron los mismos jugadores y muchos voluntarios. Con el paso del tiempo y de amor al fútbol se convertiría en el campo Juan Cayuela del que hoy disfrutamos.

El Olímpico de Totana ha jugado durante sesenta años y han salido de él excelentes jugadores, unos se atrevieron a salir con fichajes y otros renunciaron a la gloria. Entre los triunfadores están Ginesín, Murciano y, como no mencionarlo, Chendo, que llegó a lo más alto del fútbol español.

Ahora, sesenta años después de su constitución, el club glorioso necesita de la ayuda de los totaneros, un nuevo vivero de socios que ayuden con sus cuotas a mantenerlo porque cuenta con una directiva ilusionada y dispuesta a los mayores sacrificios por la gloria del Club.

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