Cada 15 de agosto, los cristianos celebramos la principal fiesta del año en honor a la Virgen: la Solemnidad de la Asunción de la Virgen María. Esta festividad tiene doble motivo puesto que por un lado celebramos la partida de María de la vida terrenal, y por otro, su Asunción en cuerpo y alma al cielo.
Se trata de una de las festividades más importantes del calendario litúrgico de la Iglesia Católica, pues en ella estamos conmemorando:
- la creencia de que María fue llevada al cielo en cuerpo y alma al final de su vida terrenal (dies natalis) y, desde ahí, es glorificada como Reina del Cielo.
- la certeza de que la promesa de la resurrección es para todos los creyentes.
Este es un particular que tiene una gran relevancia, pues nos subraya la singularidad de María en la historia de la salvación, ya que es la única persona -junto con Jesús-, que ha experimentado la glorificación corporal.
Esta creencia fue proclamada como dogma de fe por el Papa Pío XII en el año 1950 en la Constitución Apostólica Munificentissimus Deus (Benevolentísimo Dios):
“(…) pronunciamos, declaramos y definimos ser dogma divinamente revelado que La Inmaculada Madre de Dios y siempre Virgen María, terminado el curso de su vida terrenal, fue asunta en cuerpo y alma a la gloria del cielo".
Este dogma resalta la pureza y la santidad de María, que fue preservada del pecado desde su concepción hasta su glorificación final.
1.- Una festividad muy esperada cada año…
Pues por un lado nos marca el punto de inflexión del caluroso periodo veraniego, en el que muchos trabajadores comienzan su merecida quincena vacacional; y por otro, nos invita a ponernos en situación para que alcemos la mirada hacia nuestra Madre de Cielo.
Es una celebración de profunda devoción mariana, en la que los creyentes expresamos nuestro amor y gratitud a la Virgen por su intercesión y protección. Como es un día de precepto, en la mayoría de las localidades se organizan procesiones, de ofician misas, y otros actos celebrativos comunitarios, que nos ayudan a reforzar la unidad entre los cristianos, a la vez que reafirman nuestra identidad y el amor hacia la Virgen.
2.- ¿Desde cuándo se celebra esta festividad?
La documentación existente es escasa y presenta varias “lagunas” para datar su origen con exactitud, pero aun a pesar de ello, sabemos que los cristianos ya rendían culto a la Virgen, mucho antes de la celebración del Concilio de Éfeso (año 431 dC, en el que se definió el dogma de la Maternidad Divina de María), pues en el s.IV dC. ya encontramos esta festividad con el nombre de la fiesta del “Recuerdo de María”.
En el siglo VI dC la encontramos con la denominación: “Transito de María” y/o “Dormición de María”, y en ella ya se celebraba su muerte, resurrección y asunción.
San Juan Damasceno (675-749 dC) nos dice: “Ciertamente, era necesario que se despojara de la parte mortal para revestirse de inmortalidad, puesto que el Señor de la naturaleza tampoco evitó la experiencia de la muerte.”
En el siglo VII adquirió la denominación que ha llegado hasta nuestros días: “Asunción de María”, aunque la doctrina sobre este particular no la hallamos desarrollada hasta el s. XIII, en grandes teólogos como Santo Tomás de Aquino, San Alberto Magno, San Buenaventura…
Como ya se ha indicado, en el año 1950, el Papa Pío XII, mediante la Constitución Apostólica: Munificentissimus Deus (numeral.44) proclamó que: La Virgen María fue asunta en cuerpo y alma al cielo.
El Catecismo de la Iglesia Católica (numeral 966) nos dice: "Finalmente, la Virgen Inmaculada, preservada inmune de toda mancha de pecado original, terminado el curso de su vida en la tierra, fue asunta en cuerpo y alma a la gloria del cielo y enaltecida por Dios como Reina del universo, (…)”
3.- La Coronilla de la Asunción.
Esta es una práctica devocional que los fieles llevan a cabo aprovechando la festividad de la Asunción (aunque se puede rezar en cualquier época del año), para expresar su amor y devoción a nuestra Madre del Cielo, a la vez que piden su intercesión y su ayuda.
El rezo de la Coronilla permite a los fieles reflexionar profundamente sobre el misterio de la Asunción, y profundizar en su significado espiritual. Esta tradición surge como una extensión de la devoción al Santo Rosario, pero se centra exclusivamente en el misterio de la Asunción.
La Coronilla incluye la recitación de un número determinado de Ave Marías, precedidas por un Padre Nuestro y seguidas por un Gloria. Entre estas oraciones, se medita sobre los aspectos espirituales y teológicos de la Asunción (la pureza y santidad de María; su victoria sobre la muerte; su glorificación en el cielo; su coronación como Reina del Cielo; su intercesión por todos los fieles), los cuales pueden ir acompañados de 12 salutaciones:
Bendita sea, oh María, la hora en que…
- tu Señor te invitó al cielo.
- fuiste asunta por los santos ángeles en el cielo.
- toda la corte celestial vino a recibirte.
- fuiste recibida con tanto honor en el cielo.
- te sentaste a la diestra de tu Hijo en el cielo.
- fuiste coronada con tanta gloria en el cielo.
- se te dio el título de Hija, Madre y Esposa del Rey del cielo.
- fuiste reconocida Reina suprema de todo el cielo.
- todos los Espíritus y Bienaventurados del cielo ge aclamaron.
- fuiste constituida Abogada Nuestra en el cielo.
- comenzaste a interceder por nosotros en el cielo.
- te dignarás para recibirnos a todos en el cielo.
4.- ¿Qué podemos descubrir en la celebración del día de la Asunción?
María en una mujer sencilla, cercana, humilde, con la que es muy fácil identificarse y tomarla como modelo de referencia. Quizás haya sido por estas cualidades, por las que a lo largo de más de veinte siglos se la busque intensamente y se le muestre admiración, respeto y veneración.
Estamos viviendo una época en la vemos y sentimos, que nuestra sociedad sufre por un lado una importante crisis de valores, y por otro, una crisis de valoración. Esto se debe a que las “neo-ideologías” de moda no dan respuesta a las preguntas básicas y fundamentales sobre el sentido de la vida, lo que está originando paulatinamente en muchas personas, sentimientos de frustración, desaliento, vacío, desesperanza, angustia…
En contraposición a esto último, hallamos que la fiesta de la Asunción de la Virgen María nos infunde esperanza, optimismo, ilusión, sentido positivo a nuestra existencia, etc. pues nos muestra que el destino de nuestra vida no es la muerte, sino la Vida.
¡Feliz día de la Asunción de la Virgen!
¡Viva nuestra Madre del Cielo!
¡Viva la Virgen María!