Como ya es sabido, desde el C.B.Totana, lanzamos una campaña el pasado mes de noviembre para que María, jugadora del club pudiese seguir jugando con sus compañeros en categoría infantil. (Toda la información en su blog).

El impacto mediático fue tremendo, con muestras de apoyo a nuestra jugadora desde todos los puntos de la geografía española. Ante este apoyo multitudinario, decidimos solicitar una reunión con el presidente de la FBRM, Juan Carlos Hernández, y el secretario de la misma, Fulgencio Madrid. El 26 de noviembre se llevó a cabo este encuentro con algunos directivos de nuestro club, en la que se nos informaba de la imposibilidad de tramitar la ficha de María por no acogerse a la normativa vigente, aunque nos abrieron una puerta. Si los 27 clubes, junto con Totana, que componen la competición infantil masculina en Murcia, nos firmaban un documento declarando que no les importaba que María jugara con nosotros, el presidente se comprometía a elevar la propuesta a la asamblea de la FBRM a celebrar en enero para ser llevada a votación, donde habrían bastado 15 de los 29 votos posibles.

En ese mismo instante empezamos a ponernos en contacto con todos los clubes de la categoría, solicitándoles una dirección de correo electrónico para enviarles la documentación, con la finalidad de que esta nos fuera devuelta por fax o por e-mail. Pero fracasamos en nuestro intento por recoger dichos avales, ya que tan solo algunos clubes nos respondieron afirmativamente, a pesar de que telefónicamente casi todos nos habían mostrado su conformidad.

Desconocemos si los clubes que no han contestado ha sido por despiste, dejadez, miedo o por no compartir nuestra propuesta. En cualquier caso, respetamos cualquier decisión, aunque no la compartamos. Y expresamos nuestro agradecimiento a todos los clubes que se han tomado la molestia de contestarnos.

Lo que no esperábamos era una respuesta como la ofrecida por el presidente de la FBRM en la entrevista que publicó la web de la federación murcina el pasado 11 de enero (http://www.fbrm.org/detalle_noticias.aspx?id=1324).

En dicha entrevista el presidente nos culpa por la falta de previsión, cuando, como le informamos en la reunión, desde el club llevamos años haciendo 2 campañas anuales para captar niños y niñas en todos los colegios de Totana. Quizá el presidente no conozca la realidad social de nuestra localidad, donde hay 6 escuelas de danza para unos 30.000 habitantes, así que las niñas, por tradición o simpatía suelen acudir a estas escuelas antes que practicar cualquier deporte. (En el municipio tan sólo hay un equipo femenino, en fútbol sala).

Reconocemos nuestra ignorancia con respecto a la normativa, ya que como hasta el momento la niña había jugado con sus compañeros en alevines, no habíamos leído la normativa en infantil, ya que no se nos había presentado el problema. Así que reconocemos nuestra falta en este aspecto.

Con respecto a que nos facilitó 3 clubes en los que la niña pudiera jugar, en ningún momento la federación se puso en contacto con nadie del club para ofrecer esta posibilidad. De hecho, fueron UCAM Murcia, Mazarrón Basket, Basket Cartagena y Maristas Murcia los únicos que se pusieron en contacto con nosotros para ofrecer la posibilidad de que María jugara con ellos. También lo hizo C.B.Alhama en categoría cadete. En ningún momento el C.B.Totana desechó esa posibilidad, trasladando la propuesta a los padres, que del mismo modo nos informaron de las dificultades, por motivos laborales, para llevar a la niña a entrenar fuera de Totana, (ella suele ir en bicicleta a entrenar), así que nosotros lo que hicimos fue insistir para que la niña pudiera jugar en su localidad, en un equipo que lo más probable es que pierda todos sus partidos por KO.

En lo que también discrepamos con el presidente es en que esta actuación iría en contra del baloncesto femenino. Según la federación, el hecho de que dejaran jugar a una niña en un pueblo donde no hay más niñas que jueguen haría que los clubes dejaran de trabajar para tener equipos de chicas, aunque nosotros creemos que habría un efecto contrario. Y es que las niñas vean que lo pueden hacer tan bien como los niños.