Se insta a los dueños de mascotas a que sean responsables y no obliguen a la Policía Local a realizar un sobreesfuerzo añadido de vigilancia en este tiempo en el que existen otras prioridades en materia de seguridad y emergencias
El confinamiento obligado por la crisis del coronavirus motiva que los ciudadanos de Gandia solo salgan de casa para comprar y para pasear el perro, pero durante este periodo extraordinario también se ha notado una cierta relajación de los propietarios de las mascotas a la hora de recoger sus excrementos en las calles desiertas de esta localidad.
Esta situación ha llevado a numerosos vecinos de Totana a trasladar estas quejas al Consistorio durante los últimos días, ante la situación habitual de dejar de recoger las heces de los animales a pesar de las medidas de la Policía Local, que ha de sancionar a las personas que no cumplen con las ordenanzas.
Además, algunos dueños de perros que sí retiran o limpian de la vía pública la suciedad que generan las mascotas después de realizar sus necesidades han denunciado la mala praxis de otros vecinos y vecinas.
Por este motivo, se insta a los dueños de mascotas a que sean responsables y cívicos, y no obliguen a la Policía Local y a los servicios municipales de limpieza a realizar un sobreesfuerzo añadido de vigilancia y desinfección en este tiempo en el que existen otras prioridades en materia de seguridad y emergencias a consecuencia de la epidemia del COVID-19.
El alcalde, Juan José Cánovas, ha lamentado esta circunstancia de que se hayan multiplicado las cacas de los perros en la vía pública, a pesar de la labor de limpieza y desinfección de los servicios municipales; y ha señalado que “aunque pueda parecer un asunto menor en este complicado momento, no lo es porque dice mucho de la responsabilidad de un pueblo y de sus habitantes”.
Desde el Ayuntamiento se indica que el hecho de tener autorización para salir a la calle, un privilegio del que no disponen muchos vecinos en pleno confinamiento, encima no es eximente para los dueños de mascotas de su responsabilidad cívica y solidaria de recoger las cacas de la calle y limpiar el entorno como es debido.