Un grupo de amigos del sanatorio de Sierra Espuña se han reunido con el objetivo de reclamar medidas urgentes para rehabilitar el edificio

Coordinados por la  Asociación de Amigos del Sanatorio-Escuela Hogar de Sierra Espuña, acudieron al acto unas 40 personas, de diferentes puntos de la región. La mayor parte alumnos y personal de servicios de la Escuela Hogar, pero también familiares de uno de los constructores del Sanatorio y medios de comunicación.

MANIFIESTO LEÍDO EN LA CONCENTRACIÓN DE SIERRA ESPUÑA

  ¡¡SALVEMOS EL SANATORIO-ESCUELA HOGAR!!

Sierra Espuña, 7-11-21:  Aquí, junto al edificio, rodeados de la extensa pinada, de los árboles que salvaron  a estos montes de la desolación, gracias a la labor del ingeniero D. Ricardo  Codorníu (considerado el apóstol del árbol), DENUNCIAMOS el fatal destino del  edificio más emblemático de Sierra Espuña, a menos que entre todos lo evitemos  con la mayor URGENCIA.

El Diario Espuña, en julio de 1917 antes de la colocación de la primera piedra,  recogía lo siguiente: 

“Esta obra que hoy comienza a tener realidad es de todos nosotros. No hay un  solo murciano que no haya llevado a este proyecto su ayuda y que no haya  puesto en él su pensamiento y su esperanza. Cuando entre las pinadas de  Espuña se alce airoso el edificio que hoy comienza... Murcia sentirá el orgullo de  decir que todo ello se ha hecho por sus hijos, que ello es obra exclusivamente  murciana y un alto ejemplo de caridad, constancia, de comunidad, de  sentimiento, de voluntad.

Y al llamamiento de D. Isidoro (de la Cierva; promotor del Sanatorio) acudió  Murcia entera, aristocracia y pueblo, pobres y ricos; ...

Se organizaron fiestas y cuantos pudieron y supieron, colaboraron en ellas con  entusiasmo y con decisión.

Y poco a poco iba aumentando el capital del  Sanatorio, merced al esfuerzo de todos, ni una sola vez dejó Murcia de acudir al  llamamiento que se le hacía”.

Y todo hay que decirlo, gracias también a la labor no menos altruista del  arquitecto, D. Pedro Cerdán, que también dejó su impronta en otros edificios  singulares de esta Región (Casa Reloj en San Pedro del Pinatar, El Casino de  Murcia...), y sin duda considerado uno de los mejores arquitectos murcianos de  la primera mitad del S. XX.

Inexplicablemente, hoy, que tanto necesitamos de ejemplos, iconos y baluartes  para la transformación de esta sociedad hacia una era más sostenible, más  respetuosa con nuestros entornos naturales, y con los monumentos que son la  imagen viva de nuestro pasado, se va a dejar caer esta obra maestra de la  arquitectura civil murciana.

Por todo esto, cada año hay más lugares, espacios y recursos que  salvar en esta Región, y más ciudadanos que tenemos que movilizarnos para  ello, denunciando y creando conciencia social. Tristemente, no podemos culpar  más que a la inacción continuada de todos los responsables públicos,  consintiendo que tengamos que llegar al borde del colapso, al borde de la  desaparición de lo que se debía proteger y conservar, sin que aparentemente les  duela.

Se nos cae el alma a todos los que estamos vinculados a este edificio, mirando  con perplejidad esta construcción que ha aguantado en pie casi 100 años y que  resiste y resiste, pese a que lo han mutilado salvajemente, sin que hagan nada  por evitarlo.

Por eso nos sentimos igualmente ultrajados y destrozados, todos los que  estuvimos aquí, los que fuimos sus huéspedes, los que lo conocemos bien, la  mayoría ya en su etapa de Escuela Hogar, Colonias o Albergue.

Pero volvamos a ensalzar este edificio, o lo que nos queda de él, pues si no lo  hacemos nosotros, ¿quién lo va a hacer? 

Su ubicación idónea, perfectamente integrado en un lugar “pintoresco y apacible,  cuajado de pinos y resguardado de los vientos dominantes” (en palabras del  propio Arquitecto), concebido y construido con las mejores técnicas del  momento, único en su diseño, su perfecta simetría en torno a la imponente torre  central y a ambos lados una atractiva composición de volúmenes, con sus  terrazas corridas y sus dos alas curvadas en los extremos hacia el sur, para  abrazar estupendamente al sol.  Lo que hoy llamaríamos un edificio público perfectamente bioclimático, de los  que no hay; digno de estudio y de ser imitado.

Por todo esto, lo que no podemos, ni debemos consentir, es que por esas  grandes heridas que le han causado, siga penetrando la lluvia, la nieve o el  pedrisco y continúe horadando toda su estructura.  ¡Son precisas medidas urgentes ya!, ¡actuaciones ya!, para reparar o  restablecer las cubiertas del edificio y protegerlo de una vez de tantos brutales  saqueos y del vandalismo que se ha apoderado del mismo.  Estamos pidiendo un mínimo, que es muy poco, en relación con lo que  representa esta obra y a los inmensos servicios que nos ha prestado a todos los  murcianos.

Y hoy, preguntamos a las Administraciones, que tienen la responsabilidad, a  todas, empezando por la que ostenta la titularidad:  ¿Acaso no existe forma de preservarlo, de salvar este edificio por lo  que representa para la Región de Murcia y las numerosas potencialidades de  usos futuros acordes, que consideramos necesarios, por cuanto sería un  importante valor añadido para el Parque Regional? 

Lo contrario, representa una auténtica vergüenza. 

Porque el atractivo de algo tan emblemático y con tanta historia es patente, cada  vez más, aunque no siempre para bien, pues no en vano, el abandono y  descontrol ha dado lugar a que la gran cantidad de gente, sobre todo curiosos  que merodean o se internan entre sus muros, sin deber y atraídos por falsas  historias, convierta al Sanatorio en uno de los edificios más populares, con  diferencia, y visitados del Parque Regional. 

Tristemente, para el Consorcio Murcia Turística, el Sanatorio encabeza el listado  de los lugares “para pasarlo de miedo en la Región”. ¡Esa es la mayor  genialidad que se les ocurre! Por favor, un poco de seriedad.

Nos preguntamos: ¿No son capaces, después de años de abandono, de  proponer soluciones coherentes que de nuevo vinculen a la administración que  ejerce la tutela, con la sociedad murciana, dando cabida a la iniciativa privada,  con la participación de los ayuntamientos de la zona, para no perder  definitivamente este patrimonio que tanto esfuerzo costó? 

¿Acaso no está lo suficientemente justificada la inversión necesaria para su  recuperación? 

Pensamos que sí: Podría tener muchos usos diferentes o todos a la vez:  Una residencia, un hotel, aula de naturaleza, formación e investigación  medioambiental, usos deportivos, museo exposición etnográfico y de  los valores naturales y culturales del Parque Regional, … Muchos planes, proyectos y promesas incumplidas: 

  • Acuerdo de la Asamblea Regional de 1995: Con mucho esfuerzo, el  Diputado D. Ginés Carreño, consigue que se apruebe parte de su Moción: “Instar al Gobierno Regional para que se estudie la posibilidad de  restaurarlo antes de que su proceso de  envejecimiento haga imposible su conservación”. Nada, todo lo contrario.
  • Catalogado para su Protección con Grado 2 en el Plan General de  Alhama: Obliga a su protección y conservación.  Nada, todo lo contrario. 
  • Plan Rector de Usos y Gestión del Parque Regional: Tenía  previsto que se recuperara el Sanatorio para: Centro de Formación y  Capacitación Ambiental y Centro Regional de Investigación y  Documentación de la Biodiversidad.  Nada de Nada.
  • La Junta Gestora del Parque destinaba en 2015 una partida de 3.000  euros para apuntalar el edificio.  Ridícula. Nada, nunca se ejecutó.
  • Respuesta a nuestro primer manifiesto-denuncia de 2020: “En la  Dirección General de Medio Natural, en colaboración con otros  departamentos autonómicos, se están planteando y evaluando las  diferentes alternativas de actuación a medio plazo sobre el inmueble.”.  Nada. No tienen estudiado nada que no sea un vaciado del edificio.

Para terminar: Mientras todos esperamos alguna sabia decisión para recuperar  éste emblemático edificio, preguntamos a los responsables políticos: ¿PARA  CUANDO LAS MEDIDAS DE RECUPERACIÓN

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