De la importancia y el protagonismo que tiene en Totana la música, en este caso religiosa, fermento de esas otras expresiones populares que configuran en gran parte su identidad, da buena cuenta la existencia de un manuscrito en el que se transcribían partituras en el siglo XVIII, originarias, parte de ellas, de periodos anteriores. Este cantoral se ubicó en el coro bajo, recinto que, dedicado a engrandecer la liturgia, se pretendía edificar en 1579, ubicándolo entre las segundas columnas de la nave central. La decisión de interponer esta estructura encontró una clara oposición por parte de un numeroso grupo de vecinos quienes la consideraban un obstáculo para seguir los servicios litúrgicos desde la Plaza, lo que dilató el proyecto durante ochenta años hasta su ejecución en 1660, primando la decisión de clero y Concejo.
Desmantelado el coro bajo durante el conflicto bélico 1936-39, el llamado "manuscrito de Totana" debió de conservarse en el archivo parroquial, en donde permaneció en silencio durante décadas. Con motivo de la inauguración del museo de la Torre de Santiago optamos por exponerlo en el actual coro alto, una estructura levantada en la década de 1940. La decisión vino determinada al considerarlo una pieza de singular alcance histórico, pero desconociendo su trascendencia musical. La visita a dicho museo de Jorge Losana, director del grupo Cantoría y del Taller de Músicas Históricas de la Universidad de Murcia, permitió definir la valía de su contenido, así como la singularidad de las composiciones musicales que lo constituyen. La tarea de este reconocido músico ha impulsado con gran pasión y compromiso la solidez de esta obra, vaya desde aquí nuestra gratitud por tan decisiva contribución a difundir y divulgar este legado. Principal intervención vino favorecida por la cuidada y rigurosa restauración que llevó a cabo el Archivo General de la Región de Murcia, lo que ha facilitado recuperar tan preciado patrimonio.
La actuación del grupo Cantoría el pasado 3 de diciembre, tras la presentación de los principales rasgos, obras y autores que conforman este códice, por parte de Jorge Losana, cooperó a saborear melodías que transportan a otros tiempos, a otros modos, plenas de belleza, calidez y armonía. Notas que, interpretadas por sublimes voces, y acompañadas de un órgano de época, inundando las naves del templo, abrazadas por la sonoridad del edificio religioso, por la ternura de su artesonado mudéjar llegan al corazón para impregnarlo de las emociones que también alentaron las esperanzas de nuestros antepasados.
Este tipo de iniciativas, que cuentan con el aval de la Parroquia de Santiago y el ayuntamiento de Totana, abren la rica tradición musical de nuestra tierra a nuevos escenarios, regalando la majestuosa elegancia de sinfonías que nos hablan de sensibilidad musical, de espíritus agradecidos, abiertos a cantar las glorias del Creador.
Juan Cánovas Mulero