Hace bastantes años supe que un conocido de Murcia exponía en una sala de arte de Totana llamada la Casa del Arcediano y preguntando llegué a la calle Melchor de Benisa y di con ella. Encontré al artista y me sorprendió que el dueño de la casa y director de la sala era Alfonso Cayuela Albarracín, al que conocía desde hacía años por ser primo de unos amigos míos de Murcia. Recorrí las estancias de la planta baja y me dio la impresión de ser la clásica vivienda de familia agricultora acomodada por su composición, el acceso de caballerías y las cámaras para guardar el grano.

Era la casa de don Alonso Camacho, sacerdote totanero de familia agricultora, probablemente edificada en el siglo XVIII, aunque reformada por él cuando ya era Arcediano de la iglesia de Talavera de la Reina previa autorización municipal.

En 1784 don Alonso comunicaba al Ayuntamiento que había sido nombrado confesor del príncipe heredero que luego reinaría como Carlos IV con el que continuaría hasta el final de sus días.

El 31 de julio de 1792 se dirigió por escrito al Consistorio en estos términos: Don Alonso Camacho, natural de esa villa, dignidad de Arcediano de Talavera, en la santa iglesia de Toledo y confesor de Su Majestad, con el debido respeto hace presente a V.S.I. ha reedificado en esa villa, barrio de Triana, la casa que posee por herencia de sus padres y hallándose en su familia la cualidad de nobleza y consta en ese Ayuntamiento acreditada por la Ejecutorias de la Real Chancillería de Granada, expedida a favor de su hermano don Miguel Camacho y su sobrina doña Damiana Camacho suplica a V.S.I. conceda su permiso para que se fije en la fábrica de dicha casa el escudo de las armas, distintivo de la familia de su apellido Camacho.

El escudo que podemos ver en la fachada de la casa referida es una simplificación del recogido en la ejecutoria en la que se define la identidad de este linaje y que podemos contemplar y leer en el libro Bajo el Cielo de Totana, del Cronista Oficial de la ciudad don Juan Cánovas Mulero.

Y ahí está en estado de casi abandono, deteriorándose y sin que nadie lo remedie, no obstante todavía podemos contemplarla orgullosa y blasonada como muestra del linaje de su propietario el Arcediano don Alonso Camacho.

Juan Ruiz García