Ayer por la tarde, invitado por el joven escritor totanero Adrián Molino Belchí, comisario de la exposición, asistí a esta inauguración. La Sala Gregorio Cebrián estaba plena de gente interesada por el arte y la exposición no defraudó, más bien sorprendió.
El catálogo de la exposición es magnífico, con un hermoso texto del comisario y otro del artista en el que nos insinúan el contenido de los cuadros que la integran. En verdad he de reconocer que jamás he visto una exposición con tanta obra como Cortés Abellán ha presentado, pues los que quieran comprar podrán hacerlo a placer, ya que existen todas las dimensiones y sin duda diferentes precios.
El contenido de la exposición era la forma humana y las múltiples maneras que hay de deformarla, cuadros sugerentes, más que explícitos en los que se nota la evolución del artista, pues todo creador necesita renovarse continuamente, avanzar en la búsqueda de nuevos conceptos y modos de expresión de su propio arte.
Las figuras humanas se funden, se abrazan, se rodean de diferentes formas, con amor o con odio, de una forma sensual o simplemente estética. Estas figuras se deforman, mantienen sus contornos pero se difuminan en los cuadros dejando en el espectador diferentes sensaciones, entre las que no tiene cabida la indiferencia.
Ante la contemplación de estas obras se puede hacer una abstracción y analizar las relaciones humanas, los modos de comportamientos sociales y su permanencia en el espacio, que Cortés invade con figuras deformes del cuerpo humano en las cuales casi se puede ver su interior.
Los cuadros presentados en esta exposición no necesitan estar firmados, cualquiera que conozca la obra de Cortés Abellán puede ver en cada uno de ellos su impronta, ese sello característico de cada artista que tiene su estilo perfectamente definido, de tal modo que dentro de su evolución artística, perviven los trazos que diferencian su obra.
Creo que debemos visitar esta exposición en la seguridad de que no nos dejará indiferentes, que nos hará adentrarnos en el contorno del cuerpo humano y encontrar en los cuadros la interrelación personal. Es un interesante performance muy digno de ser tenido en cuenta, y prestar atención a la evolución de este artista que está en su madurez creativa.
Juan Ruiz García