Parece oportuno en estos momentos en los que ha calado en la sociedad el Camino Eulaliense y hasta se pide su reconocimiento como Patrimonio Inmaterial de la Humanidad, contar qué es y la importancia que tiene para Totana y la devoción a Santa Eulalia de Mérida la creación del Patronato Fundación La Santa.
La fe eulaliense en los totaneros es sabida y admirada por todos, pues la aman, la festejan y la tienen siempre presente en sus vidas, como el importantísimo hecho de que en todas las casas haya una foto con la imagen de La Santa, aunque sus habitantes no asistan a otros actos religiosos diferentes a los de su patrona.
Como prueba de esa entrega de los totaneros a la joven santa emeritense hay un hecho singular, la unión de las fuerzas políticas y religiosas en torno a ella para procurar dar mayor esplendor a su devoción y ensalzarla con cuantos actos se puedan realizar con esa unión.
Desde el siglo XIX el eremitorio de La Santa con sus edificaciones, monte y demás propiedades fue gestionado por un patronato formado por tres sacerdotes por parte de la Iglesia, el Alcalde y Primer Teniente de Alcalde por los poderes públicos y un mayordomo elegido por los anteriores. A éste correspondía anualmente dar información resumida de los actos de ese año y anunciar la previsión de los del año siguiente.
Una corporación municipal decidió inscribir a nombre del Ayuntamiento todos esos bienes y así lo hizo, excepción hecha de la ermita porque el Registrador interpretaba que pertenecía a la Iglesia Católica. Naturalmente esto creó una gran tensión entre los poderes municipales y la Iglesia, que repercutió en el alto deterioro de los bienes del patrimonio de La Santa, pues no hubo la necesaria convergencia de fuerzas que facilitaran sus soluciones.
En octubre de 1993, el Párroco de Santiago y el Alcalde, conscientes de la necesidad de ponerse de acuerdo y acometer las necesarias reformas, crearon un grupo mixto de trabajo que diera con la definitiva solución al problema. Fue un esfuerzo de entendimiento de fácil consecución entre las autoridades municipales y las eclesiásticas, aunadas en el esfuerzo e ilusión común de dignificar más si era posible la participación de todos en ensalzar a la patrona y hacer llegar la devoción a cuantas más personas sea posible. Un loable acuerdo que sin duda ha repercutido en beneficio de todos los totaneros y su devoción.
Un diez de marzo de 1994 se reunieron en el presbiterio de la ermita los señores: Antonio González Soto, párroco de la iglesia de Santiago Apóstol, Pedro Sánchez Hernández, a la sazón alcalde de Totana, Francisco Guerao Bernal, Gregorio Solano Rosa, Antonio Pintado Cabrera, Jesús Lorca Serrano, Venancio Rosa Mayordomo, Roque Murcia Crespo, Domingo García Espejo y Juan Cánovas Mulero, con el fin de constituir el Patronato Fundación La Santa de Totana, designados por la jerarquía de la Iglesia y el Ayuntamiento. Su finalidad era la constitución y puesta en marcha del mencionado patronato que tan excelentes frutos ha dado.
En esa reunión se marcó el camino a seguir para engrandecer la devoción y la honra de Totana a su patrona, por medio de actos divulgativos, dando entre otros un maravilloso fruto: Cuadernos de La Santa, una extraordinaria publicación anual con las mejores firmas posibles que nos hablan de la historia y milagros de La Santa, del devenir histórico de Totana y Aledo y del de la actualidad alrededor de ella, con aportaciones de diferentes escritores que nos deleitan con poesía, relatos y cuentos. La edición es esmeradísima y de una alta calidad de modo que cada año su contenido es mayor y las aportaciones en artículos es acertadísima. Es de justicia que los totaneros agradezcamos a esta Fundación la atención y cuidado que pone en la realización anual de esta maravilla impresa.
Desde su fundación, este patronato rige acertadamente la parte espiritual y material relativa al eremitorio y su relación con los totaneros, sus actos litúrgicos, culturales e incluso lúdicos, teniendo a la cabeza a su mayordomo, que en este momento es un hombre siempre entregado a su fe eulaliense, Francisco José Miras Martínez.