En estos días finales del cálido mes de agosto en el que las temperaturas se muestran algo más moderadas, llega el momento de despedir a sor Pilar, hermana de la Compañía de las Hijas de la Caridad, un espíritu impregnado en el planteamiento de amor y servicio de san Vicente de Paúl. En este contexto y después de repasar su trayectoria en nuestra ciudad a lo largo de estos años, brilla el afecto, el agradecimiento, el reconocimiento y la admiración hacia su persona, hacia su consagración y fidelidad a favor del proyecto educativo del colegio La Milagrosa en Totana. En él los valores vicencianos resuenan con intensa coherencia, apostando por ayudar a la persona a descubrir sus capacidades individuales, facilitándole el abrir el espíritu, la mente y los sentimientos hacia el encuentro con los demás, en aras del bien común, con la mirada puesta en construir una sociedad fraternal, impregnada de espíritu evangélico. Al frente de esa realidad educativa, la cercanía y la responsabilidad de sor Pilar han sido principales referentes a lo largo de estos años. Una comunidad viva, abierta y generosa, apoyada en un equipo docente de acreditado quehacer avalan el impulso de sor Pilar, su implicación en la dirección del Centro, a la vez que nos presentan su compromiso radiante de vitalidad y fuerza, pues en él ha sabido sembrar la semilla que anida en su corazón y que ha germinado en la huella cristiana del amor, la caridad, la justicia, la comprensión…
En unos días sor Pilar inicia una nueva trayectoria en Cartagena en donde se incorpora al colegio "Patronato Sagrado Corazón". Allí seguirá ejerciendo su labor educativa, humanitaria y pedagógica, aportando su dinamismo e ilusión, como también la benéfica impronta de devoción, dulzura y cordialidad que le significan. Nuestros mejores deseos en esa etapa, un periodo que se abre pleno de perspectivas y esperanzas, pues cuenta con su fe en Cristo y en la Iglesia. Con esta energía, sintiéndose llamada "por el dueño de la mies", seguirá aportando el aroma de su sencillez y humildad, pero también de su jovialidad y discernimiento, de su empatía y solidaridad para seguir testimoniando una vida de entrega a Cristo y a los hermanos.
Pilar Pérez Cano nació en la localidad de Blanca. Se incorporaba en septiembre de 1992 al seminario de las Hijas de la Caridad. En recuerdo a esa fecha, con el gracejo que la caracteriza, se define como "hermanita olímpica", pues fue aquel un año colmado de acontecimientos deportivos, culturales… En abril de 1999, coincidiendo con la Pascua de Resurrección, emitía sus primeros votos. Un momento de profunda alegría, pues quiso darle el sí a Cristo a través del proyecto de san Vicente de Paúll, que le llamaba para servir a Dios, estando cerca de los necesitados. Tras pasar cuatro años en Soria, en el colegio Sagrado Corazón, tres en Madrid en la Sagrada Familia y seis en Cartagena en el colegio San Vicente de Paúl, llegaba a Totana a finales de agosto de 2007. Desde entonces fue cautivada por esta ciudad y sus gentes, por sus devociones y tradiciones. A esta localidad se siente unida con gratitud y respeto, pues en ella se ha sentido querida y acogida. A ella le unen lazos que difícilmente podrán borrarse y por ella pide cada día para que Dios la siga bendiciendo.
Gracias, sor Pilar, por estos años que han sido un regalo de presencia viva de evangelio.
Juan Cánovas Mulero
Cronista Oficial de la ciudad de Totana