El Ayuntamiento de Totana ha iniciado un proceso formal para el rescate y puesta en valor de la figura de Juan Mariano Areu Crespo, un polifacético artista totanero que emigró a Argentina a principios del siglo pasado. En una rueda de prensa, la concejala de Cultura, Maribel Rubio, y el cronista oficial de la ciudad, Juan Cánovas Mulero, presentaron la donación de materiales que los familiares del artista han efectuado al Consistorio, subrayando el valor de esta contribución para conocer la trayectoria del pintor y escritor.
Maribel Rubio abrió el acto, cuyo propósito era “poner en valor” a Areu Crespo, nacido en Totana en 1909. Aunque emigró a Argentina, donde se desarrolló como pintor, el interés reciente se reactivó el pasado verano cuando una de sus nietas visitó Totana y trajo consigo varias muestras de su pintura. Estas obras, de gran carga simbólica, tienen como motivo lugares entrañables del municipio.
El reencuentro con una obra olvidada
El cronista Juan Cánovas Mulero agradeció la labor “impagable” de los medios de comunicación, que permiten que “el latir de Totana” llegue a quienes no pueden asistir. Recordó que el interés por Areu Crespo se despertó en 2023, cuando su nieta María Nilda visitó Totana para conocer la tierra de origen de su abuelo, quien siempre sintió un profundo cariño hacia la ciudad y la visitó en varias ocasiones. En 2025 regresó su otra nieta, María del Carmen, acompañada de su marido y su hija. Durante su estancia recorrieron juntos el templo de Santiago y el santuario de La Santa y el Corazón de Jesús, quedando sorprendidos por la riqueza patrimonial de la ciudad.
La familia trajo consigo una “pequeña muestra de las obras” de su abuelo, lo que supuso un reto logístico dada la dificultad de transportar piezas artísticas en avión desde Buenos Aires. Aun así, mostraron una gran disponibilidad para que alguna obra pueda regresar de forma estable “a la tierra que él tanto quiso”.
Las profundas raíces totaneras
Juan Mariano Areu Crespo nació en la calle Pintoras pero desde niño residió en la calle Mayor Sevilla, en la casa de su abuela Purificación Mora Cuartara, tras el fallecimiento de su madre en 1911. Desde entonces, elementos como la Torre de la Iglesia o la propia calle Mayor Sevilla se convirtieron en símbolos recurrentes en su obra, tanto pictórica como literaria.
La familia Areu Crespo estaba vinculada a destacadas figuras locales:
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Su abuela, Purificación Mora Cuartara, era hermana de Emilio Mora.
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Su madre, María Gregoria Crespo Mora, era sobrina de Emilio Mora.
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Su tío paterno, Mariano Areu Carrión, fue un escritor murciano con presencia en la prensa de la época.
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Su padre, Valentín Areu, llegó a Totana destinado como escribano del juzgado.
Emigración, adaptación y resiliencia
Tras la muerte de su madre, sus hermanos mayores, Valentín y Ángel, emigraron a Argentina siguiendo a su padre, que trabajó en la embajada en Buenos Aires. Juan permaneció en Totana hasta 1927, cuando partió con 18 años tras completar su escolarización en el Colegio de los Capuchinos. Él mismo relató el “desgarro” de aquella partida y la extrañeza de reencontrarse con un padre y unos hermanos a los que apenas conocía.
Ya en Argentina, cursó Derecho en Buenos Aires y en 1933 se trasladó a Posadas (Misiones), tierra dura e inhóspita que, sin embargo, lo cautivó profundamente. Allí ejerció como secretario judicial y nacieron sus hijos María Nilda, María del Carmen y Juan José. En la década de 1970, tras un ictus que le dejó impedida la mano derecha, realizó un esfuerzo “sobrehumano” para seguir pintando con la izquierda, ejemplo de su tesón y de su carácter apasionado, cercano y comunicativo.
Literatura y pintura de vanguardia
En Posadas desarrolló buena parte de su obra literaria y pictórica. Entre sus novelas destacan Bajada Vieja, Carátula y Tierra Caliente. La primera es una intensa descripción de Misiones, de su relieve, su carnaval y su tierra colorada, con un estilo vivo y sorprendente en el manejo de la lengua local.
En el ámbito pictórico, Areu Crespo fue pionero del cubismo en Argentina, impregnado de las vanguardias históricas. Obras datadas en 1952, 1963 y 1968 demuestran su carácter innovador. La comisaria de la exposición celebrada el pasado mes de marzo en Posadas, señalaba su “importantísimo papel” en la introducción de la vanguardia en el país.
Regresos a Totana y retratos de su tierra
A pesar de la distancia, Areu Crespo regresó a Totana en tres ocasiones:
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En 1949, junto a su esposa, visitó el santuario de La Santa y escribió en la Revista de Fiestas de Santa Eulalia.
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En 1954, volvió con su familia. Se encontraba de nuevo con sus amigos León Arano e Ignacio Navarro. En ese tiempo visitaba el entorno de Las Ollerías.
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En 1963, regresó por cuestiones jurídicas y se fotografió con varios amigos, entre ellos Juan Antonio Lorca, Diego Camacho Romera y el sacerdote Andrés Martínez.
En 1955 diseñó la portada de la revista de las fiestas de Totana, cuyo borrador fue traído por la familia en su última visita. También dedicó grabados al carnaval de Totana, como Duendes y máscaras de Totana o Las brujas juegan sobre Totana, esta última dedicada a su gran amigo Ignacio Navarro.
Las obras donadas recientemente representan lugares totaneros como la Torre de la Iglesia, la cuesta de las parras, la actual calle Juan XXIII, la plaza, el arco de la ollería, la balsa vieja o la calle Mayor Sevilla, algunas ya con un marcado carácter cubista.
Petición de un espacio expositivo
Cánovas Mulero concluyó con un llamamiento a las instituciones para crear un espacio expositivo estable que albergue la obra de Areu Crespo. Recordó que la familia ya donó 75 piezas al Parque del Conocimiento en Posadas, y que, pese a la complejidad logística del transporte y seguros, están dispuestos a colaborar. Además, vecinos de Totana que conservan piezas fruto de la intensa relación epistolar del artista con sus amigos han mostrado su disposición a cederlas.