Cada 5 de octubre, desde 1994, celebramos en todo el mundo el Día Mundial de los Docentes, una fecha que no solo recuerda la importancia de quienes dedican su vida a la enseñanza, sino que también invita a reflexionar sobre los desafíos presentes y futuros de la profesión.
El origen de esta conmemoración se remonta al 5 de octubre de 1966, cuando la UNESCO y la OIT aprobaron la Recomendación conjunta relativa a la Situación del Personal Docente, un documento histórico que estableció las bases para garantizar unas condiciones dignas y un reconocimiento adecuado para quienes desempeñan la tarea de educar.
Han pasado ya más de tres décadas desde la instauración oficial de esta jornada y, sin embargo, los mensajes que cada año lanzan organismos internacionales como la UNESCO, la OIT o UNICEF, siguen siendo tan actuales como necesarios: la calidad de un sistema educativo depende en gran medida de la calidad de sus docentes.
1.- Una celebración que no puede pasar desapercibida
En varias ocasiones vemos esta efeméride tiende a pasar “inadvertida” en la agenda social y mediática. Mientras otros días internacionales logran una gran visibilidad, el dedicado a los docentes se queda en un segundo plano, como si la labor de enseñar no fuera lo suficientemente “noticiosa”. Sin embargo, desde organizaciones como ANPE, esta jornada siempre se ha defendido como una de las más importantes del calendario escolar, porque supone visibilizar una verdad que a veces se olvida: sin docentes, no hay Educación; y sin educación, no hay futuro posible para nuestras sociedades.
Por ello, resulta imprescindible reivindicar la figura del profesorado y recordar que la docencia no puede seguir soportando el peso de recortes, burocracia excesiva, desmotivación institucional o falta de reconocimiento social. Una profesión que trabaja con personas -y, en especial, con niños y jóvenes- no puede tratarse como una mera cuestión administrativa: está en juego la formación de ciudadanos críticos, libres y responsables.
2.- El profesorado como inversión de futuro
Cada año, los comunicados internacionales insisten en una idea central: los docentes no son un gasto, son una inversión. Invertir en el profesorado significa garantizar que las próximas generaciones cuenten con las herramientas necesarias para afrontar un mundo en constante transformación.
La propia UNESCO lo expresó con claridad en 2015: los docentes no son solo un medio para alcanzar los objetivos educativos, también son la llave de la sostenibilidad, la base sobre la que se construyen sociedades más justas, solidarias y democráticas.
Pero para que esa inversión sea real, no basta con discursos. Se requieren medidas concretas:
- Condiciones laborales dignas, con salarios justos y posibilidades reales de desarrollo profesional.
- Entornos de trabajo adecuados, con aulas equipadas, recursos suficientes y ratios razonables.
- Formación inicial y permanente de calidad, que permita al profesorado actualizarse y responder a las nuevas demandas sociales, tecnológicas y pedagógicas.
- Respeto y consideración social, que dignifique la profesión y la proteja de la desconfianza o la desautorización constante.
3.- El valor de la docencia en un mundo en transformación constante.
Más allá de las estadísticas y los informes, la esencia de la profesión docente sigue siendo la misma: acompañar a las personas en su proceso de aprendizaje y crecimiento. Se trata de una tarea profundamente humana, que combina la transmisión de conocimientos con la formación en valores, la orientación personal y la construcción de comunidad.
Cada día, en miles de aulas, se produce ese pequeño milagro cotidiano: un docente que abre horizontes, que despierta preguntas, que acompaña a superar dificultades, que enciende una chispa de curiosidad en sus alumnos. Esa es la verdadera riqueza de la docencia, y lo que la convierte en una de las profesiones más trascendentes de nuestra sociedad.
Por eso, en un tiempo marcado por la incertidumbre, la aceleración tecnológica y los desafíos globales, debemos reafirmar una convicción clara: la mejor garantía de futuro está en la Educación, y la Educación solo es posible con docentes cualificados, motivados y reconocidos. Y ante esta realidad, tenemos que tener muy claro que los maestros y los profesores son los motores del aprendizaje, la formación y la innovación, pues todos ellos: abren horizontes, generan oportunidades, enseñan a convivir y a pensar críticamente. Su influencia trasciende los muros del aula, porque contribuyen a formar a los ciudadanos del futuro.
4.- El lema de 2025: redefinir la docencia como una profesión colaborativa.
Para este año la UNESCO ha elegido como lema: “Redefinir la docencia como una profesión colaborativa”.
El mensaje es claro: la enseñanza no debe concebirse como una tarea solitaria, sino como una actividad intrínsecamente colectiva. Numerosos estudios señalan que en muchos sistemas educativos los docentes siguen trabajando en condiciones de aislamiento, con escasas oportunidades de compartir experiencias, crear redes o colaborar con colegas y mentores. De ahí que la campaña de este año se centre en: reconocer que el apoyo mutuo, el intercambio de conocimientos y la corresponsabilidad fortalecen la enseñanza, enriquecen la experiencia escolar y contribuyen al bienestar de los propios docentes.
5.- El compromiso de la Consejería de Educación de Murcia.
Para conmemorar esta importante efeméride, el consejero de Educación de la CARM, D. Víctor Javier Marín Navarro, ha reafirmado a través de un vídeo editado para la ocasión, el compromiso del Gobierno regional con una Educación de calidad, inclusiva y adaptada a los retos de la sociedad actual.
En el vídeo, el Consejero subraya que “la Educación es el motor del progreso social y económico, y debemos garantizar que ningún alumno quede atrás”.
Entre las medidas de mejora anunciadas destacan nuevas inversiones para modernizar los centros educativos, con especial atención a su adaptación tecnológica, así como el refuerzo de la formación del profesorado en digitalización e innovación pedagógica. Para ello se pondrán en marcha programas de apoyo dirigidos a estudiantes con necesidades educativas específicas y a la reducción del abandono escolar. En este sentido, recuerda que “la colaboración entre familias, docentes y Administración es clave para construir un sistema educativo sólido y justo”.
Y concluye agradeciendo el esfuerzo de toda la comunidad educativa y reiterando que la Consejería seguirá trabajando para ofrecer “una Educación que garantice igualdad de oportunidades y prepare a los jóvenes para los desafíos del futuro”.
Para concluir…
El Día Mundial de los Docentes nos invita a detenernos y valorar lo que significa enseñar hoy. Es, sin duda, una de las profesiones más trascendentes, porque en cada gesto pedagógico se siembra futuro. Pero es también una profesión que necesita apoyo real: políticas coherentes, reconocimiento social y entornos que fomenten la colaboración.
Celebrar este día no debería quedarse en un acto simbólico. Es la ocasión para recordar que invertir en docentes es invertir en el futuro, y que repensar la docencia como una profesión colaborativa es el camino más seguro para lograr sistemas educativos más justos, inclusivos y de calidad.
¡¡Feliz Día Mundial del Docente!!
Diego Jesús Romera González