La comunidad parroquial de Santiago el Mayor ha celebrado la bendición de su Belén, ubicado un año más en el patio de la sacristía para facilitar su contemplación durante todo el día. El acto ha contado con la intervención del párroco Francisco José Fernández y el alcalde de la localidad, Juan Pagán, quienes destacaron el esfuerzo colectivo para recuperar y mejorar esta tradición belenista.
Un Belén totalmente renovado con esencia totanera
El párroco Francisco José Fernández inició el acto expresando el orgullo que supone para la comunidad la renovación total de este Belén, que cuenta con más de 150 figuras nuevas. Según explicó, tras años en los que la tradición de montar el Belén en la parroquia había desaparecido, se decidió retomar la iniciativa gracias al impulso de colaboradores como Eduardo y la familia de los Montserrat, así como el trabajo de Julio y Juan Salvador en la instalación y composición de las escenas.
Las nuevas adquisiciones son obra de los descendientes del reconocido belenista Manuel Nicolás Almansa, a excepción de las figuras de los Reyes Magos, que pertenecen al taller de Jesús Griñán. Un aspecto fundamental de esta obra es su fuerte identidad local, ya que incorpora elementos arquitectónicos emblemáticos de Totana:
- El santuario de la Santa, por donde transcurre el camino de los Reyes Magos.
- El templo parroquial de Santiago el Mayor, escenario de la presentación del Niño Jesús.
- El arco de las ollerías, que enmarca la zona del mercado del pueblo.
Por su parte, el alcalde Juan Pagán agradeció a la parroquia y a todas las personas que hacen posible que este Belén mejore año tras año, destacando cómo representa lo mejor del pueblo y ayuda a mantener las costumbres navideñas entre los más jóvenes. Asimismo, el alcalde invitó a las familias a disfrutar tanto de este nacimiento como del Belén municipal durante estas fechas.
El acto concluyó con un recital de villancicos ofrecido el "coroquesis" de la parroquia (niños y niñas de catequesis de Primera Comunión).
San José, ejemplo de justicia y obediencia a la voluntad de Dios
La bendición del Belén tuvo lugar tras la misa de la tarde, una celebración que sirvió como preparación espiritual para los misterios de la Navidad. Durante la eucaristía, el coadjutor Francisco Armando de Jesús ofreció un sermón centrado en la figura de San José, a quien definió como un hombre "justo y casto" fundamental para la historia de la salvación.
El coadjutor reflexionó sobre el papel decisivo de San José al aceptar la voluntad de Dios, señalando que, al acoger a María en lugar de repudiarla, permitió el cumplimiento de las escrituras y el nacimiento del Salvador. "San José salvó a la humanidad", afirmó, destacando que su amor por María era tan profundo que respetó el misterio sagrado que ella albergaba en su seno.
Finalmente, Francisco trasladó este mensaje a la vida cotidiana de los fieles, explicando que ser una persona justa significa "ajustarse a la voluntad de Dios". Advirtió que buscar únicamente la voluntad propia suele conducir a la tristeza, mientras que la verdadera felicidad reside en obedecer el mandato de Jesús de amarse los unos a los otros, especialmente durante el tiempo de Navidad.
El montaje del Belén es como la construcción de un puente: cada figura y cada escena son las piedras que permiten a la comunidad cruzar desde el ajetreo diario hacia el encuentro con la humildad y el amor que representa el nacimiento de Jesús.