La pianista totanera María Ángeles Ayala presenta su primer disco en solitario “Miroirs de l"être” en Totana

La música, la emoción y la reflexión vital se dieron la mano anoche en el teatro del Centro Sociocultural La Cárcel de Totana durante la presentación de “Miroirs de l'être” (Espejos del ser), el primer trabajo discográfico en solitario de la pianista totanera María Ángeles Ayala. El acto, organizado con el apoyo de la concejalía de Cultura del Ayuntamiento de Totana, supuso un regreso especialmente simbólico de la artista a su tierra natal, tras haber presentado previamente este mismo proyecto en Madrid.

El público asistente llenó el teatro para acompañar a la pianista en una velada concebida no solo como un concierto, sino como una experiencia artística completa, en la que la palabra, la imagen y la música dialogaron de forma constante.

Un viaje audiovisual a los orígenes de una vocación

La velada comenzó con la proyección de un vídeo locutado por la propia pianista, de marcado carácter íntimo y reflexivo. En él, María Ángeles Ayala compartió su vínculo con el piano desde la infancia, describiéndolo como un espacio de refugio y crecimiento personal, un “hogar” al que siempre regresa.

A través de un vídeo cargado de sensibilidad, la intérprete reflexionó sobre el aprendizaje, el miedo, la superación y el paso del tiempo, defendiendo una visión de la música alejada del éxito efímero y centrada en la huella emocional que deja en quienes la escuchan. “No se trata de lo que logras, sino de lo que dejas”, afirmaba en el vídeo, subrayando que la música, cuando es verdadera, deja de pertenecer al intérprete para permanecer en quien la recibe.

Diálogo sobre creación, técnica y emoción

Tras la proyección, el hermano de la pianista, Juan Francisco Ayala, ejerció de moderador de una charla en la que se profundizó en el proceso creativo y artístico del disco. Durante la presentación se puso de relieve el sólido currículum de María Ángeles Ayala, formada con maestros de prestigio internacional como Tamara Harutyunyan, Elena Orobio, Johannes Kropfitsch y Nikolai Demidenko, y que obtuvo en 2024 el diploma de Virtuoso en la Escuela Superior Musical Arts de Madrid.

Su trayectoria incluye actuaciones como solista en escenarios de referencia internacional, como los Teatros del Canal, el Musikverein de Viena, el Teatro Nacional de Niza o el Shigeru Kawai Center de Tokio, así como colaboraciones con formaciones como la Sinfónica de la Región de Murcia, la Orquesta de Cámara de Cartagena o la Hesperian Orchestra. Además, ha sido distinguida con numerosos premios, entre ellos el segundo premio en el Murai Grand Prix (Croacia), WPTA Italy International Piano Competition y Primer Premio del Shigeru Kawai Piano Competition 2025.

En el coloquio intervino también Pepe Ludeña, técnico de sonido responsable de la grabación del disco, quien explicó que el principal reto del proyecto fue captar el sonido del piano con total naturalidad. Según señaló, el objetivo era “grabar la emoción”, algo que solo fue posible gracias a la complicidad generada en el estudio y a que la pianista se sintiera tocando “como en casa”, en un ambiente de confianza y libertad creativa.

Por su parte, María Ángeles Ayala explicó cómo su faceta pedagógica influye directamente en su trabajo artístico. Habló de su método “Techné” y de su proyecto “Músicos Vitamina”, centrados en acompañar al intérprete en todo el proceso musical, desde la planificación del estudio hasta la gestión de la ansiedad escénica, recordando que lo que se ve sobre el escenario es solo la culminación de un camino largo y exigente.

“Miroirs de l'être”, un recorrido por las etapas de la vida

La pianista detalló el concepto que articula el disco, concebido como un recorrido simbólico por la existencia humana a través de cinco compositores y cinco momentos vitales:

  • Sigismond Thalberg (El nacimiento): La apertura del telón a la vida, a partir de una ópera trasladada al piano.

  • Franz Schubert (La infancia): La inocencia y la sencillez de una estética aparentemente simple.

  • Alexander Scriabin (La adolescencia): La búsqueda de identidad y de un lenguaje propio.

  • Frédéric Chopin (La madurez): Representada por la balada número cuatro, escrita en su etapa de plenitud creativa.

  • Franz Liszt (El legado): A través de la Rapsodia española, como homenaje al folclore y a la huella que dejamos al partir.

La música toma la palabra

La parte central del acto permitió al público disfrutar del talento de la pianista en directo. María Ángeles Ayala interpretó la “Fantasía” de Scriabin y la “Rapsodia española” de Liszt, por considerar que representan las dos etapas más determinantes del ser humano: la búsqueda de uno mismo y el legado final.

Antes de la interpretación, ofreció una detallada guía de escucha, invitando al público a identificar elementos como el “motivo del vuelo”, el “eterno femenino” o la “convocatoria divina” en Scriabin, así como la contraposición entre la folía y la jota en la obra de Liszt. Su deseo, según explicó, era que los asistentes pudieran abstraerse y dejarse llevar por el poder evocador de la música, sin necesidad de conocimientos técnicos previos.

Broche final a cuatro manos

Tras una breve pausa, la velada concluyó con un recital navideño a cuatro manos a cargo de María Ángeles Ayala y su hermano Juan Francisco. Interpretaron una selección de “El cascanueces” de Tchaikovsky, incluyendo el Pas de Deux, la Marcha y la Danza de las flautas, piezas cargadas de lirismo, energía y evocaciones infantiles.

El cierre llegó con la “Marcha eslava” op. 31, en versión para piano a cuatro manos, una obra de gran intensidad expresiva que, a través de melodías del folclore eslavo y contrastes dramáticos, transportó al público a la Rusia imperial y puso el broche de oro a una noche marcada por la emoción y la cercanía. La pianista se despidió deseando unas felices fiestas a todos los asistentes, que respondieron con un largo aplauso, no sin antes interpretar una última pieza muy conocida: Vals de las flores de El cascanueces de Chaikovski.

El disco “Miroirs de l'être” puede adquirirse en las librerías locales Romero, Carlín y Faro.

La música de María Ángeles Ayala actúa como un espejo: no solo refleja la destreza de quien pulsa las teclas, sino que devuelve a cada oyente una imagen de su propia historia, permitiéndole reconocerse en cada nota como quien se mira en el agua tranquila de un estanque.

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