Desde la confusión que nos proporciona el baile de cifras con el que somos bombardeados diariamente, quiero compartir con mis queridos vecinos de Totana, a petición del portal de noticias Totana.com, una reflexión sobre los días que estamos pasando.
No voy a hablar de la crisis sanitaria, ni de la económica. Porque ambas cuentan ya con suficientes voces autorizadas que nos hacen estar bien informados y nos ayudan a formar nuestra propia opinión al respecto. Quiero hablaros de la crisis social que se está engendrando en esa Totana nuestra y que es consecuencia directa de la sanitaria y la económica, pero más brutal. Las dos primeras son crueles y dañinas, pero pasarán con los meses o años. La crisis social es igual de cruel pero es una herida que necesita mucho más tiempo para cicatrizar.
En una sociedad tan polarizada como la actual, estamos asistiendo a espectáculos diarios que nos deberían hacer reflexionar como sociedad, entender por qué hemos llegado hasta aquí y preguntarnos hacia dónde vamos si no variamos el rumbo del timón. Creo que los dirigentes que hemos elegido para liderarnos no terminan del todo de estar a la altura y eso hace que aumente la desconfianza y el temor entre las personas de a pie.
La crisis social está comiendo diariamente de los totaneros haciendo que haya cada vez menos puntos de encuentro entre vecinos, hermanos, amigos..etc, y por consiguiente más aislamiento de las personas y perdida de relaciones comunitarias.
Está consiguiendo que nos refugiemos en el rincón del miedo en lugar de utilizar el rincón de pensar. Está haciendo que se menoscabe nuestra autoestima y positividad. Y, lo que es peor de todo, está haciendo que no nos revelemos ante la pobreza en muchas familias de Totana.
La pobreza es el mal que todo devora. Peor incluso que la desigualdad. Un mundo, una nación, una ciudad que consiente la pobreza mirando hacia otro lado está condenada a no tener futuro brillante. Y para luchar contra la pobreza no hay que ir contra las personas que tienen mucho. Lo contrario de la pobreza no es la riqueza sino la justicia.
Me empadroné en esta hermosa ciudad hace 34 años y siempre me he sentido muy orgulloso de la generosidad de sus vecinos. La generosidad se mide por la colaboración económica pero también por la colaboración humana: dedicar tiempo, transmitir conocimientos, saber escuchar, aportar esfuerzo, para corregir los desfases naturales que la vida propia nos va creando con el día a día.
Y en la foto de esa generosidad siempre aparece el Voluntariado en lugar preferente: personas que están ahí para lo que haga falta, sin cobrar, sin poner ninguna pega, sin condiciones. Y no por ser voluntarios se les permite que hagan mal su labor. Precisamente por ser voluntarios (lo hago porque quiero y nadie me obliga) se les exige que tienen que hacer bien aquello que empiezan. El jornal del voluntario es recibir la mirada agradecida y sincera de la persona ayudada, pues la persona que siembra generosidad recoge generosidad multiplicada al cuadrado.
En Totana hay diferentes organizaciones del tercer sector que siempre han estado ahí para dar respuesta a los desajustes que la Sociedad ha ido ocasionando en cada momento: Protección Civil, Cáritas Parroquial, Cáritas Tres Ave María, El Candil, Dgenes y otras.
Todas ellas han desarrollado músculo y han sabido estar ahí con la sociedad totanera cuando se les ha necesitado por cualquier necesidad, reparto justo de alimentos, seguridad, apoyo al débil… siendo todas ellas desde mi punto de vista un orgullo para la ciudad de Totana.
Hace casi dos años reapareció Cruz Roja en Totana, después de una década de ausencia y se puso también a empujar. Se puso al tajo dando respuesta a todas aquellas necesidades que había detectado y que no estaban siendo cubiertas totálmente por el resto de Organizaciones.
Detectó soledad entre nuestros mayores y puso en marcha el programa Enrédate de acompañamiento.
Vio que no todos los niños se podían permitir apoyo escolar y coordinó con los Colegios de Totana un programa gratuito de apoyo en materias vehiculares.
Llego la pandemia y se puso inmediatamente a disposición de nuestro Alcalde para lo que hiciera falta, sin condiciones. En este contexto se ha llevado a cabo Cruz Roja Responde, que ha incluido fabricación de mascarillas higiénicas, reparto de alimentos, medicinas y libros a los hogares de las personas que lo han solicitado. Se ha completado también el magnífico trabajo de Cáritas en reparto de alimentos con la asistencia a varias familias en situación de vulnerabilidad.
Hemos seguido a cabo con nuestros programas de Apoyo psicosocial y Cruz Roja te escucha, siendo llevados a cabo todos los programas anteriormente descritos con personal VOLUNTARIO.
También se han efectuado programas con técnicos trabajadores, como la Teleasistencia, programa Puentes hacia el Empleo y Acogimiento familiar.
Y para este curso que recién comienza estamos poniendo en marcha tres nuevos objetivos:
- Programa de Cruz Roja Juventud
- Concienciación ante cambio climático
- Asesoría social Totana, también todos ellos con personal voluntario.
Yo soy de la generación de los pantalones de campana y de los Beatles. Las personas de mi edad hemos pasado de saber un poco de muchas cosas en nuestra niñez a saber mucho de pocas cosas en los años de trabajo, de responsabilidad con nuestros hijos.
Pero llegados a una edad, hemos vuelto otra vez a tener que saber un poco de mucho, o más bien un poco de casi todo.
Por eso cuando me hice cargo de la presidencia de Cruz Roja en Totana supe que ese honor no llega solo sino de una manera transversal: con muchos voluntarios.
Los primeros voluntarios han sido los dos Vicepresidentes de la Asamblea, Antonio Rojas e Isabel Pascual. Y junto a ellos un equipo de más de 50 voluntarios que firmaron, sin permanencia, el contrato de compromiso con las personas de Totana que les obliga a estar siempre ahí.
El voluntariado es uno más de los 7 principios fundamentales de Cruz Roja, pero para mí es el más importante.
Cómo luchamos las personas de a pie frente a la crisis social?
-Con los cuatro reglas mágicas de la calidad de vida.
- Dícese, cultivar la mente
- Dícese, hacer deporte
- Dícese ser positivos
- Y dícese también, la más importante de todas, ser generosos. No hay ninguna persona que siendo generosa sea infeliz.
Animo por tanto a todas las personas que sientan o crean sentir el gen de la generosidad que den un paso al frente y a través de cualquier organización, sea Cáritas, Protección Civil, dGenes, El Candil o Cruz Roja, tengan la oportunidad de sentir la generosidad como VOLUNTARIOS Y VOLUNTARIAS de sus vecinos, cumpliendo y haciendo cumplir el contrato del que se sentirán orgullosos sus hijos y que ayudará a reducir la crisis social que tanto nos mina como colectivo de personas.
La generosidad de hoy es el cemento con el que se llenarán los cimientos de la próxima generación.