10 de octubre, Día Mundial de la Salud Mental

La salud es nuestro bien más preciado. Este será, sin duda, el gran legado que nos dejará la crisis sanitaria que estamos viviendo este año. Pero ¿seremos capaces de tomar buena nota de lo que la vida nos quiere enseñar y de los cambios drásticos que tenemos que hacer en nuestros ritmos y costumbres?

El hombre ha demostrado, a lo largo de la historia, ser un pésimo alumno, y ya sabéis lo que pasa con los malos estudiantes: tendrán que repetir y repetir, las veces que sea necesario, hasta que demuestren que han asimilado las lecciones. Y no nos queda más remedio que aplicarnos, tanto como individuos, como sociedad.

El mayor mal que asola al mundo, la verdadera pandemia, no es el coronavirus que tanta alarma está creando en la sociedad y tanto ruido externo en los medios escuchamos a diario. El verdadero mal que reina en nuestro mundo es otro mucho más silencioso, oculto, escondido y estigmatizado: todo lo relacionado con la salud mental.

Hoy, 10 de octubre, se celebra el Día Mundial de la Salud Mental. Es el único día del año en el que ese silencio que antes mencionaba se rompe para dar visibilidad e invitar a la empatía y concienciación sobre las enfermedades mentales, que son las que más sufrimiento producen en muchos casos, más incluso que cualquier enfermedad física.

Pero no es sólo un día especial para pensar en los que ya sufren de este mal, sino que es un día, sobre todo, para reconocer que nadie está libre de él, y que, como si fuera un virus, nos puede tocar a cualquiera. Por eso, hoy quiero sembrar una semilla en vuestros corazones: la importancia de la PREVENCIÓN, que es, con diferencia, el mejor tratamiento que existe.

Para ello, es importante saber que la salud mental está en nuestras manos, que tenemos que cultivarla, aprendiendo herramientas y entrenando nuestra mente como el principal músculo que es.

La salud mental está en nuestras manos cuando cuidamos nuestra alimentación, cuando hacemos ejercicio o practicamos un deporte, cuando hacemos vida social, cuando disfrutamos de una afición o hobby, cuando dormimos las horas necesarias, cuando aprendemos cosas nuevas, cuando cuidamos nuestra higiene mental, cuando damos valor a lo que somos y tenemos y, sobre todo, cuando nos enfocamos en los aspectos positivos y reforzamos nuestra autoestima.

Y si, por circunstancias, vemos que la solución no está en nuestras manos, y que nosotros mismos no nos podemos ayudar, siempre habrá otras manos que nos pueden ayudar. Porque, y esto que te voy a decir es de crucial importancia, lo más sabio que podemos hacer cuando el sufrimiento nos invade es PEDIR AYUDA, sea de otra persona o de un profesional de la salud, médico o psicólogo.

Y si, necesitando ayuda, no lo reconoces o la rechazas, tendrías que reflexionar sobre los impedimentos que te pones tú a ti mismo para pedir y aceptar esa ayuda: por determinados prejuicios, por el qué dirán, por el orgullo que te ciega, por pudor o vergüenza… Entonces, el primer paso será desprenderte de estos frenos que te impiden dar el paso más importante de tu vida: pedir ayuda para continuar tu camino. Y esto también está en tus manos. No esperes, hazlo cuanto antes para que no seas del grupo de esa gran mayoría que, tras la primera sesión, me dicen: "¿Por qué no habré venido antes?"

Si cuidamos nuestra salud mental, con todo lo que ello conlleva, ya estaremos cuidando al mismo tiempo nuestra salud física.

Una mente sana tiene muchas más posibilidades de mantener un cuerpo sano. Pero lo mejor de todo es que una mente sana nos ayudará a mejorar nuestro bienestar, vivir con pasión el presente, disfrutar de la vida, alcanzar con éxito nuestros sueños y vivir en paz y armonía. Y todo esto junto tiene un nombre: FELICIDAD.

Ama la vida, amándote y cuidando de ti mismo.

¡Salud mental para todos!

Aurelia García
Psicóloga y escritora

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