Imagen del volcán de La Palma. Radio Televisión Canaria

Somos como piojillos

La soberbia del ser humano es infinita. Nos creemos que somos el centro de la tierra, la especie elegida, un ser superior al resto de criaturas de nuestro planeta. Los europeos y en general todos los países del llamado "primer mundo" tenemos, si cabe, un punto aún mayor de soberbia.

Sin embargo, la realidad es mucho más dura y cruel de lo que nosotros pensamos. A mi juicio, el hombre no es más que un pequeño piojillo sobre la faz de la Tierra. Un pequeño bichillo que parasita, que disfruta de su naturaleza adaptado mejor o peor a ella.

Pero sobre el planeta, el hombre tiene muchos depredadores. Estarían encantados de alimentarse con nosotros infinidad de especies salvajes, leones, tigres y demás carnívoros para los que supondríamos un bocado exquisito. Es cierto que el control del fuego, la utilización de armas y otras herramientas que tenemos a nuestro alcance, hace que por lo general salgamos muy bien parados de este asunto. Gracias a eso hemos podido poblar casi todos los continentes. De hecho, generalmente hemos construido nuestros pueblos y ciudades lejos de todos esos depredadores. Creemos que podemos con ellos, pero no es cierto. A mi juicio no controlamos casi nada.

Recuerdo un profesor mío de arqueología, El Dr. Javier García del Toro, que cuando llegamos a primero de carrera se divertía a nuestra costa con este asunto. Hasta no hace tanto, cuando los arqueólogos encontraban enterrados en un yacimiento prehistórico restos de seres humanos y de otras especies, tendían a pensar que un grupo de hombres se había dado un festín comiendo grandes mamíferos. Por lo general no era así, al contrario, solía ser que un grupo de grandes mamíferos se había dado un festín devorando unos cuantos hombres, por lo general niños, ancianos, enfermos o hembras embarazadas, los miembros más débiles de la tribu. El hombre no era como pensábamos un gran cazador, sino que la mayoría de veces, era un animal cazado.

Creo firmemente que la especie humana no es más ni menos que otras especies. ¡Y qué decir de La Tierra! Está muy por encima de nosotros. No sólo no la controlamos en absoluto, sino que basta con cinco minutos para que acabe con todos los humanos. Hace 4,6 millones de años, cuando se creó el Sistema Solar y por lo tanto nuestro planeta, no existían humanos y estoy convencida de que, si las personas nos extinguiésemos, seguiría girando sin notarlo siquiera.

Las imágenes del volcán de La Palma, muestran lo que digo mejor que todas mis palabras. Basta un terremoto, maremoto, tsunami, incendio o tifón y quedamos reducidos a nada.

Una vez más la ciencia viene a nuestro rescate. Los importantes progresos de los últimos siglos, nuestro mayor conocimiento de la naturaleza, nos ayudan bastante a sobrevivir ante las catástrofes. Lo estamos viendo ahora en Canarias. Afortunadamente lo vemos muchas veces. Por eso reivindico que, entre todos, entendamos lo importante que es, para nosotros piojillos, invertir en ciencia y tecnología. Sólo eso podrá ayudarnos. Eso y la solidaridad entre los miembros de nuestra especie.

Espero que la desgracia del Cumbre Vieja sirva para poder demostrar, una vez más, que además de soberbios, somos solidarios y entre todos ayudemos a nuestros hermanos canarios a salir de este horror. La ciencia está salvando sus vidas, ahora nos toca a todos colaborar, en la medida de lo posible, para ayudarles a recuperar su dignidad, su trabajo y sus hogares.

Manoli Cánovas
Licenciada en Historia y Periodismo

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