La higiene de manos y el cuidado de la piel son consejos básicos para evitar contagios y dolencias cutáneas, así como cuidar las estufas por el riesgo de intoxicación

Ante la ola de frío intenso anunciada para los próximos días, la Dirección General de Salud Pública y Adicciones de la Consejería de Sanidad quiere hacer hincapié en algunos consejos de salud en el hogar y en el exterior, a fin de prevenir afecciones o accidentes.

En invierno, los virus que causan resfriados y gripe circulan con mayor frecuencia y el contagio aumenta en ambientes cerrados y mal ventilados. Por ello, lavarse las manos sigue siendo una de las mejores formas de evitar el contagio. Además, es recomendable taparse la boca o cubrirse con el brazo al momento de estornudar o toser para evitar la propagación de los gérmenes.

El director general de Salud Pública, Manuel Molina, recomendó, dentro del hogar, mantener el calor evitando corrientes de aire y pérdidas de calor por puertas y ventanas, así como cerrar las habitaciones que no se utilicen.

Asimismo, recordó que "hay que procurar no permanecer sentado o quieto durante mucho tiempo, ya que la actividad física genera calor. Es importante, por otra parte, prestar especial atención a las estufas para evitar riesgos de incendio o en caso de que sean de leña, carbón o gas, riesgos de intoxicación por monóxido de carbono, de lo que se da una media de cuatro o cinco casos al año en la Región a causa de la mala combustión o falta de ventilación".

En cuanto a la vestimenta, hay que tener en cuenta que varias capas de ropa fina protegen más del frío que una sola más gruesa, ya que se forman cámaras de aire aislante entre ellas. Además, habrá que evitar cambios bruscos de temperatura, teniendo en cuenta que la de la vivienda debe estar en torno a los 22° C y es aconsejable ventilar periódicamente los ambientes.

A la hora de salir al exterior, se recomienda emplear prendas de abrigo preferiblemente resistentes al viento y la humedad y prestar especial atención a la cabeza, con la utilización de gorro de lana, pasamontañas o sombrero, el cuello (bufanda), pies (calzado resistente al agua, calcetines de algodón y lana) y manos (guantes o manoplas).

A la hora de acostarse, una bolsa de agua caliente puede ayudar a calentar las sábanas.

Aporte de energía

En cuanto a la alimentación, conviene hacer comidas calientes que aporten la energía necesaria y proporcionen calor, como legumbres y sopas, manteniendo un menú variado que incluya verduras, fruta, pan o cereales, leche, pescado, carne y huevos.

Es necesario hidratarse, evitando el alcohol. Las bebidas calientes como caldo, cacao, té o leche ayudan a mantener la temperatura corporal y son reconfortantes.

Las personas mayores precisan una atención especial: en caso de frío extremo evite que salgan a la calle tanto ellos como las personas con enfermedades crónicas.

Asimismo, ha de extremarse la precaución en caso de hielo en las calles, ya que un elevado porcentaje de lesiones relacionadas con el frío tiene que ver con caídas al resbalar sobre placas de hielo.

Por otro lado, en los desplazamientos, según las recomendaciones de la Dirección General de Seguridad Ciudadana y Emergencias, hay que informarse de la situación meteorológica y del estado de las carreteras y revisar el estado del vehículo antes de iniciar el viaje, evitar las carreteras heladas o con nieve, llevar radio, teléfono móvil, linterna, pilas, alimentos, agua, mantas, ropa de abrigo y la medicación habitual que se esté tomando, y extremar las precauciones en la conducción como velocidad adecuada y distancia de seguridad.

Atención a la piel

Los rayos de sol pueden quemar la piel durante esta época del año, especialmente para aquellos que practican deportes invernales o al aire libre o en lugares con alto reflejo de los rayos del sol (como agua y nieve). Por eso, es necesario aplicar protección solar con altos índices de protección ultravioleta en las zonas de la piel que no se encuentren cubiertas por la ropa.

Durante esta época del año, la piel lucha contra los efectos del frío y los cambios bruscos de temperatura. Para afrontar estas variables es aconsejable estar pendientes de hidratar, proteger y nutrir la piel para evitar descamaciones y grietas.