La memoria, tantas veces quebradiza, aviva, en otras ocasiones, el corazón de personas que, al modo como lo hiciera Ulises ante el canto de las sirenas, saben cerrar sus oídos a los gorjeos del olvido, la dejadez o la desidia para afrontar el precioso reto de redimir del extravío de la indiferencia, acontecimientos, reflexiones, ideas, pensamientos, obras… que, habiendo florecido en un contexto, acabaron sepultados por la negligencia, el abandono o el descuido.
En estos días nos gozamos de la impresionante labor realizada por la Asociación Folclórica La Mantellina, y del renovador dinamismo de uno de sus miembros, Eduardo Monserrat. Con especial sensibilidad han rescatado del "misterioso taller de Dios", como Goethe llamara a la Historia, una pieza que permanecía inmortalizada en fotografías antiguas y en documentos de archivo, pero postergada del patrimonio de Totana. Este gesto nos regala una impresionante reproducción del triunfo de María que Totana levantaba en el siglo XVIII en el atrio del convento de los frailes franciscanos alcantarinos y que en un momento concreto de las primeras décadas del siglo XX acabó por desaparecer. Es cierto que esta imagen ya la pudimos disfrutar en primicia en la "Fiesta del Folclore y las Tradiciones "Totana, Reino de Murcia"" que este grupo folclórico celebró el pasado mes de junio de 2024. Quizá entonces por el reducido periodo en el que estuvo expuesta, pero también por las inclemencias meteorológicas que enturbiaron esta interesante actividad, pasó un tanto desapercibida. Ahora, al contemplar este monolito en el patio del templo de Santiago para honrar la celebración de la cruz y el mes de mayo, dedicado por la Iglesia a la Virgen María, nos encontramos de un modo más intenso con esta realidad de relevancia y entidad.
Pongamos la mirada en un tiempo concreto, en enero de 1718, cuando el regidor y fiel ejecutor perpetuo del ayuntamiento de Totana, Bartolomé de Cánovas Mora dictaba su testamento. Expresaba en él su determinación de legar "al convento de señor San Buenaventura, 550 reales de vellón", para atender el "coste que tuviere una columna de mármol que se haga con una imagen de Nuestra Señora", fijándola en el intermedio del compás que se está fabricando en dicho convento y su placeta.
Munuera y Abadía, en su obra "Apuntes para la Historia de Totana y Aledo", refiere una columna de origen romano que fue derribada por un violento ciclón en 1729 y que sostenía una cruz. Los frailes solicitaron limosna al Concejo para su reconstrucción, librando para ello, la institución municipal, la cantidad de ciento diez reales. Con estos recursos y las aportaciones de los fieles se coronaba la esbeltez de la columna con "una pequeña imagen de la Santísima Virgen", de Nuestra Señora de la Concepción. Se materializaba así la voluntad del regidor y el sentir de un pueblo.
Con esta actuación Totana se unía al auge de los Triunfos que habían comenzado a tomar entidad a finales del siglo XVI en Roma al impulso del papa Sixto V al disponer se colocasen obeliscos antiguos ungidos con símbolos de la cristiandad, consagrados, parte de ellos, a la Virgen María, promovidos, estos últimos, por el culto popular a la Inmaculada Concepción que se desarrollará a comienzos del siglo XVII. Estas expresiones, junto con las hornacinas y humilladeros, recogen la aspiración de sacralizar los espacios colectivos.
Intentar reponer este monumento en su lugar de origen, erigiéndolo con los materiales acordes para este tipo de testimonios, podría ser una iniciativa a alcanzar, uniéndonos así al espíritu y sentir de nuestros mayores.